Las Arboledas de Mendoza: Guardianas de Historia, Sombra y Vida
- complejopiuquenes2
- 24 mar
- 3 Min. de lectura
En Mendoza, donde el sol golpea implacable y el aire seco del desierto domina el paisaje, las arboledas se alzan como gigantes verdes, testigos silenciosos de siglos de historia, esfuerzo humano y amor por la tierra. No son simples árboles: son oasis de vida, refugios de frescura y símbolos de identidad. Su historia es fascinante, y su presencia transformó para siempre esta región árida en un vergel.
Los Orígenes: De los Huarpes a los Españoles
Antes de la llegada de los conquistadores, los huarpes, habitantes originarios de Cuyo, ya habían desarrollado rudimentarios sistemas de riego para cultivar maíz, quinoa y otros cultivos. Pero fue con la colonización española que comenzó la verdadera revolución verde en Mendoza.
Los españoles, enfrentados a un clima hostil, implementaron un sistema de acequias inspirado en las técnicas árabes que conocían de Andalucía. Estas zanjas de riego permitieron no solo el cultivo de viñas y frutales, sino también la plantación de árboles para proteger los caminos y las propiedades del viento y el sol.
El Siglo XIX: Las Grandes Arboledas Toman Forma
En el siglo XIX, Mendoza comenzó a urbanizarse, y las arboledas se convirtieron en un proyecto de progreso y bienestar. La célebre Alameda de Mendoza, creada en 1808 por el entonces gobernador José Moldes, fue uno de los primeros paseos arbolados de la ciudad, diseñado para el disfrute de los mendocinos.
Pero el verdadero impulso llegó con la inmigración europea. Italianos, franceses y españoles trajeron consigo nuevas especies de árboles, como plátanos, álamos y moreras, que se adaptaron perfectamente al clima seco. Estos gigantes verdes pronto se convirtieron en parte fundamental del paisaje mendocino.

Las Arboledas como Refugio Climático
En una provincia donde el viento Zonda azota con fuerza y las temperaturas en verano superan los 40°C, las arboledas cumplen un rol estratégico:
Reducen el calor urbano, creando microclimas más frescos.
Frenan el viento, protegiendo cultivos y viviendas.
Purifican el aire, mitigando el polvo del desierto.
Al caminar bajo sus copas en pleno verano, la temperatura puede bajar hasta 10 grados, ofreciendo un alivio natural a lugareños y visitantes.
Arboledas Históricas y Leyendas Mendocinas
Algunas arboledas tienen historias fascinantes:
La Alameda de Godoy Cruz: Plantada a fines del siglo XIX, se convirtió en un paseo romántico para las familias tradicionales.
Los Plátanos de General Alvear: Con más de 100 años, algunos árboles tienen troncos tan anchos que requieren tres personas para abrazarlos.
La Arboleda de Cacheuta: Donde los viajeros descansaban antes de cruzar la cordillera hacia Chile.
Se dice que bajo la sombra de estos árboles, el general San Martín planeó estrategias durante la gesta libertadora, y que los arrieros mendocinos contaban historias de aparecidos mientras descansaban en sus viajes.
Turismo entre Sombra y Tradición
Hoy, las arboledas son imperdibles para cualquier viajero:
✅ Paseo de los Plátanos (General Alvear): Uno de los más fotografiados, ideal para caminatas al atardecer.✅ Alameda de Mendoza: El corazón histórico de la ciudad, con sus fuentes y bancos antiguos.✅ Viñedos con Sombra: Bodegas como Tapiz o Zuccardi tienen senderos arbolados para recorrer entre degustaciones.
Un Patrimonio que Debemos Proteger
Aunque muchas arboledas son patrimonio protegido, el crecimiento urbano y la falta de mantenimiento amenazan algunas de ellas. Organizaciones como "Mendoza Verde" trabajan para preservar estos pulmones naturales.
Conclusión: Más que Árboles, un Legado
Recorrer las arboledas de Mendoza es viajar en el tiempo, sentir el susurro de las hojas contando historias de esfuerzo, ingenio y amor por la tierra. Son símbolo de resistencia, como los propios mendocinos, que supieron convertir el desierto en un jardín.
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